diumenge, 2 de desembre del 2007




Hoy ha sido la conmovedora despedida al guardia civil Raúl Centeno, última de las víctimas de la banda terrorista ETA. Es ahora cuando toca manifestarse y repudiar las nefastas artes del terror, sea cual sea su procedencia. Pero, justo una semana antes, el 24 de octubre, Alcaraz volvió a sacar de paseo a sus víctimas, con el uso obsceno que de esta gente hace el profesional del cuento y de las injurias contra el legítimo Gobierno Español; este último y reiterado hecho le ha obligado a visitar ya los juzgados, aunque su querido Federico, desde la sede episcopal de la Cope, lo haya cuasi elevado a los altares. En sus manis no se deja en casa al Pollo ondeante en el símbolo franquista bicolor, ni tampoco a los grupúsculos más despreciables por xenófobos, racistas y antidemócratas, que, todos a una y con las señoras de visón vociferando contra Zapatero, realizan sus vespertinos garbeos por el Madrid austriaco.

Es ahora, porque hay motivos de sobra, cuando hay que gritar nuestra postura de condena contra ETA y contra cualquiera que, abierta o solapadamente, apoye a esta organización despreciable y asesina. Pero da la impresión de que hay demasiada gente que tiene ganas de marear la perdiz y ocupa los fines de semana en sembrar el desconcierto mezclándolo todo, con lo que, si tenía una auténtica motivación para expresar su descontento, ésta queda eclipsada por el totus acompañante. Así ha sucedido con la mani de Barcelona, que en principio, tenía como fin denunciar el caos ferroviario e insultar a la ministra de Fomento, -cuando, además, desde ayer, 1 de diciembre, funcionan los trenes de cercanías- pero la voluntad subyacente -la independencia de Catalunya- ha acabado por anular la excusa primera. Además de que Magdalena Álvarez es sólo el pretexto, la bala va dirigida a Zapatero, no nos equivoquemos.
Rajoy ha dicho que apoyará al Gobierno en su lucha contra ETA; no sé si lo ha hecho con la boca pequeña y porque se ha percatado de que le interesaba esta postura o si ha sido sincero. A estas alturas dudamos de todo, porque ha llovido demasiado. Se han dicho mentiras, tergiversaciones, manipulaciones, insultos inaceptables en un país democrático, donde el papel de la oposición es criticar la labor del Gobierno, pero sin perder los papeles, y estos del PP papeles no tienen y malamente pueden perderlos. Como ejemplo tenemos la intervención de Gabriel Elorriaga, que no ha desperdiciado ni un segundo en atribuir al Gobierno y su nefasta actuación respecto a ETA el asesinato de este joven guardia civil.

Zapatero sigue tendiendo la mano al PP en estas cuestiones de Estado. De entrada mi indeciso voto de confianza en la palabra del líder de la oposición. ¡Ojalá, aunque tarde, se llegue a tiempo para frenar la infamia de ETA!.